Tras las exposiciones de los ponentes, éstos conformaron la mesa redonda ‘El poder tecnológico ante el desafío climático’, a la que se incorporó Neus Sastre, vicepresidenta de la Asociación de Instaladores Empresarios de Balears. | Jaume Morey

En el marco de la eMallorca Experience Week, ayer se inició en Fàbrica Ramis, de Inca, el eForum, cuatro sesiones de ponencias y debates sobre transición energética, sostenibilidad medioambiental, movilidad y turismo responsable. La primera sesión trató Los retos energéticos frente al cambio climático. Introducida por Paula Serra, directora general de Audiovisuales del Grup Serra, la sesión fue inaugurada por Virgilio Moreno, alcalde de Inca, y Juan Pedro Yllanes, vicepresidente del Govern y conseller de Transició Energètica, quienes felicitaron al Grup Serra por la iniciativa de organizar la eMallorca Experience Week.

Video de la I Sesión: Los retos energéticos frente al cambio climático

Arturo Larena

FUNDADOR Y DIRECTOR DE EFE VERDE

El periodista ambiental Arturo Larena fue el encargado de presentar a cada uno de los ponentes, pero antes aludió a que «Balears es un territorio referente en materia ambiental» y a que «el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, dependiente de Naciones Unidas, nos sitúa al borde del precipicio. Se trata de quedarnos ahí y dar un paso atrás. Serán necesarios cambios fundamentales. Como dice Greenpeace respecto a una conocida publicidad, ya no hay primavera y sufrimos grandes incendios en marzo. El Mediterráneo es un punto caliente del cambio climático, pero no hay que ser catastrofistas. La información ambiental es ahora muy importante y la próxima década va a ser crucial, pues de las acciones que realicemos depende nuestro futuro. Si no, las consecuencias serán irreversibles».

Pau de Vílchez

PRESIDENTE DEL COMITÈ D’EXPERTS SOBRE CANVI CLIMÀTIC-BALEARS

De Vílchez destacó que «el cambio climático es el gran reto de la Humanidad. De nosotros depende que sea un cambio ordenado o abrupto. Lo que está claro es que es inequívoco. La temperatura no ha cesado de aumentar en los últimos años, con los valores más altos de los registrados. El nivel del mar también aumenta, lo que puede tener graves efectos en Balears. Las olas de calor son ahora extremas, lo que puede provocar perjuicios para la salud de niños y personas mayores. Hay grandes incendios y la posidonia se muere a partir de los 28 grados. Dentro de 60 años, Balears podría quedarse sin posidonia. La crisis hídrica derivada del cambio climático tendría efectos negativos sobre la agricultura. Otras consecuencias serían pobreza y emigración climática, inseguridad alimentaria, colapso de los ecosistemas y pérdida de biodiversidad». De Vílchez dio más datos: «Atender las pérdidas por el cambio climático en 2022 ha costado 275.000 millones de dólares. Aumentar la temperatura 1,5 grados en 2100 supondría tener al 14 % de las especies en peligro de extinción. Si llegamos a 5 grados, serían el 48 %».

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El ponente expuso que «la concentración de gases de efecto invernadero ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos cien años. Entramos en una tierra ignota por nuestra culpa, con un modelo insostenible de producción y consumo. Hay que reducir las emisiones a la mitad en 2030. Si no, superaremos los 1,5 grados. La noticia positiva es que sabemos cómo hacerlo: con renovables imprescindibles, ecosistemas protegidos, rehabilitación energética de los edificios, industria circular y agricultura, alimentación y movilidad sostenibles». Finalmente, de Vílchez señaló que «la transición será justa o no será, teniendo en cuenta que el 10 % más rico del mundo produce el 40 % de las emisiones. Hay que aplicar medidas fiscales a esas rentas».

Ricardo Cortés

DIRECTIVO DE LA UNIÓN ESPAÑOLA FOTOVOLTAICA

Cortés indicó que «la energía supone el 75 % de las emisiones mundiales. La fotovoltaica es parte de la solución a través de la electrificación. España importa combustibles fósiles por valor de 70.000 millones de euros. La fotovoltaica se muestra como la renovable más competitiva, pues ha reducido en un 90 % sus costes en los últimos diez años. Por tanto, es más asequible, atractiva y con más capacidad de penetración. En España, tenemos el recurso solar y el territorio, y la ocupación de éste sería ínfima. Tras una década perdida, ahora vivimos una enorme expansión. Como problemas, tenemos la lentitud de las tramitaciones y de las ayudas, y una creciente oposición ciudadana, cuando tenemos un compromiso medioambiental y trabajamos en colaboración con municipios y empresas. No se crean plantas fotovoltaicas en zonas protegidas, no se aplican cimentaciones y se establecen medidas de refugio para la fauna. Veinte de nuestras plantas cuentan con un sello de excelencia. El impacto socioeconómico de las plantas fotovoltaicas en los municipios donde se ubican es muy positivo, generando empleo y fomentando la formación».

Martí Ribas

DIRECTOR GRAL. ENDESA BALEARS

Ribas habló de «crisis climática y crisis energética, con una guerra de Ucrania que nos ha dejado clara la dependencia de unos combustibles fósiles que están en manos de unos pocos países que suben precios. La clave es descarbonizar, dejar de quemar combustibles fósiles. Tenemos conocimiento y técnica para hacerlo, pero también hace falta un acuerdo social y político». Según Ribas, existen tres pilares para la descarbonización.

«El primero es el despliegue masivo de renovables y almacenamiento. Los vectores solar y eólico producen energía barata, y el almacenamiento es primordial para hacer gestionables las renovables. El segundo pilar es la electrificación de la demanda. Sólo el 25 % de nuestra demanda energética es eléctrica. Tenemos tecnología para electrificar toda la demanda, incluyendo movilidad, calefacción e industria. Y el tercer pilar es la eficiencia de la electrificación, mucho mayor que los combustibles fósiles. En los últimos años se han dado pasos importantes, pero hay que acelerar. Necesitamos en las Islas 5.000 megavatios de renovable, mayoritariamente fotovoltaica. Ahora estamos en 330. Todo ello ocuparía unas 5.000 hectáreas, de las que 3.000-3.500 tendrían que ser en suelo rústico, un 0,7 % del mismo, sin olvidar la compatibilidad con los usos agrarios».         

Beñat Sanz

Energías marinas de la asociación de empresas de renovables

Sanz destacó que «España tiene un gran recurso en las olas y las corrientes, y hay músculo financiero para su impulso. Sin embargo, la eólica marina es la joya de la corona. Para la descarbonización y la neutralidad climática, hay que mirar al mar. Con una previsión de desarrollo importante, todo ello supone una oportunidad para otros sectores económicos. A pesar de que el mar es un medio agresivo y complejo, en 2050 las energías del mar tendrán una parte importante en el mix energético del mundo. España está muy bien posicionada y el objetivo sería tener entre 1 y 3 gigavatios de eólica marina flotante en 2030, sin llegar al 1 % de la superficie marítima y siempre respetando la biodiversidad».   

José Manuel de la Torre

DIRECTOR DE OPERACIONES DE RED ELÉCTRICA EN BALEARS

De la Torre explicó que «el sistema eléctrico de Balears no está integrado en el de la Península, pero sí conectado. En Canarias, con seis sistemas aislados, la demanda está cubierta en un 20 % por renovables. En Balears, en 2022, sólo lo estaba en un 6,6 % por renovable producida aquí,    pese al incremento fotovoltaico. Para que el sistema balear sea estable y seguro, el segundo enlace con la Península es crucial».

Eva Saldaña

DIRECTORA EJECUTIVA DE GREENPEACE ESPAÑA

Saldaña destacó que «la transición energética no va a solucionar sola el problema del cambio climático. La pregunta es: ¿cómo vamos a sostener la vida en la Tierra? Vivimos olas de calor y grandes incendios, que ya se inician en marzo, por lo que hay que acelerar los procesos. Es una cuestión de biofísica, no de mercados, y los objetivos no se están cumpliendo. España aspira a reducir las emisiones un 23 % en 2030, cuando debería hacerlo en un 55 %. La pérdida de biodiversidad sí se acelera. Sólo el 1 % de los océanos está protegido, aunque un tratado reciente establece un 30 % de protección para 2030. Antes de la guerra de Ucrania ya había dependencia energética. El problema es que hemos necesitado una guerra en Europa para verlo. Ahora se proponen el gas natural y la energía nuclear como verdes, lo que supone que mucho dinero se irá donde no debería. Respondiendo a la pregunta anterior, necesitamos un modelo económico y un sistema energético que nos permitan sostener la vida. El índice de pobreza energética en España sigue creciendo. Cambiamos fósiles por renovables, pero seguimos creciendo en un planeta finito, con la riqueza y el poder en manos de unos pocos. Como principios, la vida debe estar por encima de los beneficios económicos, hay que ir a una distribución equitativa de la riqueza y el poder, y el bienestar tiene que ser la piedra angular, no el PIB. Las reglas del mercado no deben marcar las soluciones». Saldaña apuntó como revoluciones imprescindibles «un sistema energético con abandono total de los combustibles fósiles, reducir las emisiones, democratizar las renovables, el turismo sostenible, potenciar la agricultura ecológica y una fiscalidad justa para la transición. Con el 4,8 % del PIB y 197.000 millones de euros en cuatro años, entraríamos en números verdes y podríamos darle la vuelta al sistema en España. De esta manera, pasaríamos de los beneficios de unos a los derechos de todos».