PALMA. ARQUITECTURA. La arquitectura mallorquina del IBAVI y TEd'A triunfa en los premios FAD. 'Life Reusing Posidonia', del equipo de arquitectos del IBAVI, se encuentra en la localidad de Sant Ferra, en Formentera. | R.C.

El sector de la vivienda es un sector clave en el que actuar con la perspectiva de la sostenibilidad. La construcción representa el 39% del dióxido de carbono (CO2) emitido a la atmósfera, al tiempo que genera el 30% de los residuos sólidos y el 20% de la contaminación de las aguas a escala mundial. Es uno de los principales causantes del calentamiento global y, por consiguiente, de la emergencia climática.

Por eso, el siglo XXI debe ser el siglo de las energías renovables, de la economía circular y del decrecimiento del consumo de recursos, la justicia social y el bienestar global, y así lo entiende el Govern de les Illes Balears, que aplica estos criterios a la construcción de vivienda social, donde el eje central es la sostenibilidad entendida de forma integral: sostenibilidad social, económica y ambiental.

Existe un nuevo concepto de obra que ya se practica en Balears.

Nos encontramos ante un momento de emergencia habitacional y climática, y desde el Institut Balear de la Vivenda (IBAVI), se ha demostrado que se puede actuar de forma conjunta para hacer frente a estos dos grandes retos, y paralelamente incorporar vivienda al parque público a un ritmo inédito y según los máximos parámetros de sostenibilidad ambiental, reduciendo las emisiones, consumo y producción de residuos.

El Govern cerrará esta legislatura con la incorporación de 1.286 viviendas públicas más al parque actual. Se han reducido todos los plazos de las distintas fases necesarias para construir una promoción, consiguiendo un ritmo de edificación sin precedentes. Asimismo, se ha integrado la perspectiva de género en el diseño de estas nuevas promociones con una serie de parámetros como desjerarquizar la vivienda mediante estancias iguales y cocinas abiertas para integrar las tareas domésticas en el espacio de ocio y reunión. Y por último, se ha demostrado la viabilidad técnica y económica de los materiales propios de la arquitectura vernácula, fabricados con energías limpias o con muy poca cantidad de energías fósiles, y que además constituyen el patrimonio cultural de cada sitio.

La sostenibilidad y la atención a las personas llevan a desarrollar nuevos métodos en la construcción de casas

El IBAVI también incorpora 46 nuevas promociones de vivienda pública de alquiler que benefician a 2.693 personas. Son viviendas inclusivas con alojamientos intergeneracionales en los que conviven personas mayores y jóvenes, y en las que cada uno tiene su espacio particular, complementado con zonas comunes donde se consigue el apoyo mutuo. Además, se adaptan a las dificultades de las personas con movilidad reducida, creando espacios comportables y seguros.

Alcanzar estos objetivos no sería posible sin una gestión mejorada y más eficiente del parque público de vivienda en las Illes Balears, con medidas de control para reducir los impagos de recibos, que han disminuido en un 45,26% en referencia al año 2020. También se vigilará el empleo irregular de las viviendas o la adecuación del importe del alquiler al 30% de los ingresos de la unidad de convivencia.

SOSTENIBLIDAD AMBIENTAL

Otro aspecto a considerar es la sostenibilidad ambiental. Los edificios contaminan durante su construcción, debido a la fabricación de los materiales, y durante su uso, porque no son suficientemente confortables y requieren energía para calentar o enfriar.

Desde el IBAVI se ha cambiado el paradigma de diseño y construcción convencional, creando un nuevo modelo pionero de arquitectura sostenible. Para ello, se han seguido los principios de Life Reusing Posidonia, proyecto financiado por el programa europeo LIFE+ para la conservación de la naturaleza y la adaptación al cambio climático, que se basa en aprovechar un recurso local tan representativo como la posidonia oceánica. Esta se utiliza como aislante térmico en las obras del IBAVI. Su uso sirve, junto al de otros materiales, para visibilizar el valor ambiental de esta planta y el uso respetuoso de los ecosistemas que nos rodean.

Pero no sólo se utiliza la posidonia, sino también otros materiales naturales, es decir, fabricados sin cocción o por debajo de los 900 ºC. Entre ellos, en las obras del IBAVI destaca la utilización de la piedra arenisca, la cerámica –preferiblemente si está elaborada con energías renovables–, la tierra compactada, la madera o la minería urbana, que extrae materiales de las basuras y no de la naturaleza.

Este nuevo modelo ha permitido ahorrar un total de 16.500 toneladas de CO2 en la construcción de las 46 promociones. Además, favorece que las diferentes estructuras y espacios sean versátiles y por tanto ofrezcan distintas alternativas de uso a lo largo del tiempo. Hace posible también la capacidad de crear cambios sustanciales con pequeñas modificaciones, y adaptarlas así a las diferentes funciones que puede tener una vivienda según el tipo de personas que la habiten.

Las viviendas del IBAVI son inclusivas y fomentan los espacios comunes como lugares de apoyo mutuo

Existe también una colaboración con el desarrollo del mercado de la reutilización y el reciclaje de materiales, ya que se utilizan aquellos que tengan un alto grado de posibilidad de hacerlo. Por otro lado, se incluye el uso de materiales 100% recuperables, como la piedra o la madera, debido a que los sistemas constructivos son más sostenibles en cuanto al aspecto ambiental, económico y social; están cerca, son viables y se encuentran en proceso de extinción. Las industrias locales artesanas de producción ecológica con materias primas de km0 son especialmente adecuadas. Por todo ello, la generación de residuos en la construcción de las nuevas promociones del IBAVI es de media un 49,5% menor que en la construcción convencional.

Como resultado de este nuevo modelo se consiguen pisos con un alto grado de eficiencia energética, que permite reducir el impacto ambiental y hacer frente más adecuadamente a la pobreza energética, con una significativa reducción del gasto en electricidad. Las viviendas públicas de nueva construcción del IBAVI tienen un 71% menos de demanda energética si se comparan con los edificios construidos con arquitectura convencional y una reducción del 31% del consumo de agua.