Juan Bola, director de operación de los Territorios no Peninsulares de Red Eléctrica.
Juan Bola Merino es el director de Operación de los Territorios no Peninsulares de Red Eléctrica, empresa de Redeia responsable de la operación y el transporte del sistema eléctrico en España. Red Eléctrica es una empresa absolutamente implicada, en el ejercicio de sus funciones y también a través de proyectos de protección medioambiental, en favorecer la transición energética hacia un modelo global de energías limpias. En esa transición, Red Eléctrica pone los medios para que las Illes Balears no sólo no se queden atrás sino que puedan ser punteras.
— Si hablamos de sistemas eléctricos insulares, ¿cuáles son las características del sistema balear y sus diferencias, si las hay, con el de las Islas Canarias?
— Gracias a los enlaces submarinos, el sistema eléctrico balear es un sistema unificado compuesto por Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera, las cuales disponen de una única red de transporte de energía eléctrica. Además, Red Eléctrica puso en marcha en 2010 el enlace que une las Illes Balears a la Península, permitiendo conectar (que no integrar al estar la capacidad de intercambio muy limitada) el sistema unificado balear con el sistema peninsular.
Todas las interconexiones entre las Illes Balears y la península aportan seguridad y garantía de suministro. Así, los desequilibrios demanda/generación, en cualquier punto de una isla, son absorbidos por estos circuitos, devolviendo la estabilidad al sistema. En Canarias hay seis sistemas aislados, muy diferentes en tamaño: Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote-Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro. Cada uno tiene que producir la generación para suministrar la energía demandada y hacer frente a cualquier desequilibrio, al no disponer de enlaces.
«Los desequilibrios entre demanda/generación son absorbidos por los enlaces, devolviendo la estabilidad al sistema»
— ¿Qué son los enlaces submarinos y cuál es su importancia en un sistema insular?
— Los enlaces son líneas eléctricas que discurren sobre el fondo marino y conectan dos sistemas eléctricos, ya sean aislados o interconectados. Estos permiten unir sistemas de pequeño tamaño para construir uno mayor, lo que incrementa la robustez del conjunto. Como ejemplo, antes de la puesta en marcha del enlace con la Península, el sistema eléctrico de la isla de Mallorca tenía que hacer frente de manera aislada a las incidencias que pudiera provocar un desequilibrio entre generación y demanda. Gracias a la interconexión con la península se consigue esa ayuda indispensable para que no haya repercusión en el suministro de los consumidores, mejorando la seguridad y garantía de suministro.
«Los enlaces cubren la demanda con la energía menos contaminante, independientemente de dónde se produzca»
— ¿Qué importancia tienen los enlaces submarinos en la transición energética?
— Los enlaces submarinos unen sistemas eléctricos, formando sistemas mayores y más robustos. Adicionalmente, consiguen sinergias aprovechando los recursos autóctonos naturales, como pueden ser el sol y el viento propios de un sistema, para generar energía renovable que puede ser transportada al otro sistema cuando este carezca de dichos recursos. Esto hace que los enlaces submarinos sean facilitadores de la transición energética, habida cuenta que hacen posible cubrir la demanda con las tecnologías menos contaminantes, independientemente del lugar donde se produzcan. También, compartir la energía de origen renovable generada en las islas o, como en el caso de las Illes Baleares, la producida en la península.
— ¿Qué reto supone para el operador del sistema la integración de pequeños productores de renovables en el conjunto del sistema?
— El principal reto al que nos enfrentamos es integrar en los sistemas esa energía, que en buena parte viene de recursos naturales variables e intermitentes (nubes, variabilidad o velocidad del viento...). Así es clave la observabilidad de la producción, lo que permite un mayor control de la variabilidad, así como predecir su comportamiento y poder anticipar, en la medida de lo posible, los desequilibrios. A esto hay que sumar que son muchas instalaciones de pequeño tamaño, muy repartidas por el territorio, lo que cambia los flujos para los que la red estaba diseñada, siendo necesario redimensionar las redes para poder integrar toda esa generación.