Toni Amer es el director general de la constructora Amer e Hijos, Obres i Serveis, que se inauguró en 1963 en Inca. | Curro Viera
La empresa constructora Amer e Hijos lleva por bandera conceptos a los que no quiere renunciar: profesionalidad, empatía, sostenibilidad, adaptabilidad y responsabilidad. No son solo palabras, sino que constituyen un compromiso con la sociedad que se expresa en cada aspecto de su funcionamiento y su trabajo.
El ADN de Amer e Hijos es totalmente inquer. La empresa se fundó en 1963 en la ciudad y desde entonces se ha mantenido ligada a ella y a su evolución económica y social. Así lo expresa su director general, Toni Amer: «nuestra empresa está totalmente arraigada en Inca y a ella nos debemos».
Sumida en un proceso de transformación muy importante, la población está viendo cómo se crean o transforman muchas infraestructuras. En este proceso, la empresa ha estado y está presente de una forma muy activa: «hemos formado parte de esta transformación con obras muy emblemáticas, como la del Teatre Principal, cuya reapertura ha sido un paso de gigante para Inca. Que una empresa inquera haya podido realizar la obra es un motivo más de orgullo». Más recientemente, la firma ha estado al frente de la reforma de la plaza del Mercat Cobert, «que ha sido un gran proyecto y que ha abierto este espacio al casco antiguo», señala Amer, que asegura que «cuando paseo por la ciudad y veo las obras en que hemos participado, me siento satisfecho y orgulloso de su desarrollo».
Del mismo modo señala la ronda de Inca como la gran asignatura pendiente: «es una de las pocas poblaciones de Mallorca que aún no la tiene. Descongestionaría mucho las calles y mejoraría mucha la vida de los vecinos» afirma. Para esa calidad de vida de la sociedad, la empresa tiene siempre en cuenta orientar sus procedimientos a la eficiencia y la reducción del impacto en el medio ambiente: «cualquier equipamiento se adquiere atendiendo a la mayor sostenibilidad posible, por ejemplo, reciclando y aprovechando materiales en obras y derribos o ahora con nuestra nueva sede, que se ha construido atendiendo a la eficiencia energética más exigente».
Conceptos novedosos, como la economía circular y que en principio se podría pensar lejano del mundo de las grandes empresas de construcción, también están en el vocabulario de Amer e Hijos: «ahora mismo estamos haciendo en Puigpunyent una obra para el IBAVI en la que todos los materiales son sostenibles. Se han aprovechado algunos que ya estaban en el terreno o se han comprado elementos de kilómetro cero». Estas prácticas no son tan rentables económicamente, pero expresan «un compromis o con la sociedad. El beneficio está en contribuir a la sostenibilidad, en asumir una responsabilidad que crece cada vez más y que nos lleva a todos al mismo objetivo», recalca Amer.
La obra que cambió la fisonomía de un edificio emblemático
Amer e Hijos ha estado presente en varias obras de importancia en Inca, pero sin duda la del Teatre Principal es la más emblemática. Tras un agitado proceso de reforma que comenzó en 2013, la empresa inquera se hizo cargo de la recta final de las obras, a finales de 2020. Con un presupuesto que rondaba los dos millones de euros, financiados al 50 % por el Fondo Europeo de Desarrollo Local (FEDER), correspondieron a la firma la dotación de instalaciones, equipo escénico y acabados. Los trabajos finalizaron a mediados de 2021 y en diciembre de ese mismo año la instalación abrió de nuevo sus puertas al público, 107 años después de su inauguración. Junto a la esperada reforma de la Plaça del Mercat Cobert, que finalizó en septiembre del pasado año, son dos de las obras que más han transformado a la ciudad en los últimos tiempos.