Pau Queralt y Biel Coll son dos amigos de la infancia, apasionados del campo que un día soñaron un logro juntos y hoy viven de él: Mel Vici. Es una empresa dedicada a la cría de abejas y a sus productos: la miel, el própolis y el polen fresco.
Coll y Queralt vieron la posibilidad de crear una granja de abejas en Mallorca y juntos trabajaron duro para conseguirlo. Formación con alguno de los mejores apicultores del mundo -como Gilles Fert-, conocimientos en técnicas, recursos varios y muchas ganas de triunfar, llevaron a estos dos jóvenes a embarcarse en la aventura de la miel en 2014. Un par de años después pudieron vivir de aquello con lo que habían soñado.
No sabían nada del sector hasta que empezaron a formarse con algunos de los mejores apicultores
Los inicios
Sin abejas a las que cuidar, así empezaba esta andadura para ambos apicultores; encontrar enjambres silvestres no era sencillo pero en primavera de 2014, la policía local, conocedora de que buscaban abejas, ofrecieron a los jóvenes aquellos enjambres que se formaban en el pueblo en lugares donde no podían estar; poco a poco, fueron agrandando su granja. No se trataba de una tradición familiar; Pau y Biel no sabían nada del sector hasta que empezaron a formarse, ambos reconocen que «quedamos atrapados por el sistema que tienen las abejas y por todo lo que hay detrás».
Una vez todo en marcha, pensaron que podría haber otra gente interesada en adquirir abejas; así que también las pusieron a la venta. La granja ya no solo se centraría en la venta y producción de miel, si no que iba más allá.
Los productos
Mel Vici empezó produciendo miel pero «en Mallorca, las producciones son escasas y tuvimos que diversificar las actividades», comenta Biel. Ahora producen própolis, polen fresco «que prácticamente nadie lo comercializa aquí», se dedican a la venta de colmenas y también ofrecen asesoramiento a gente que quiere producir su propia miel manteniendo «las colmenas de algún agroturismo u hoteles que quieren producir su propia miel».
Las abejas son unos polinizadores extraordinarios y los datos indican que se reducen en número
El proceso de la miel
«Podrías comerla directamente» aseguran Coll y Queralt. Pero hay un proceso de limpieza antes de ser envasada: «se cogen los panales de las colmenas donde está la miel y se llevan al obrador, a la sala de extracción, donde se quita una capa de cera que construyen las abejas que se llama a opérculo, y se centrifuga; luego, únicamente se cuela con un filtro grueso para quitar impurezas; se introduce en un bidón de acero inoxidable y se deja reposar», explica Pau, concretando que «la miel se come cruda». Después de reposar, se realiza un segundo filtrado y se envasa desde abajo «pero no se le hace ninguna transformación, el proceso es para que quede más limpia».
El día a día en la granja
«Varía mucho», coinciden ambos apicultores. Dependiendo de la época del año tienen que realizar unas tareas u otras; por ejemplo, la recolección suele darse en primavera y a finales de otoño. «Las colmenas no pueden estar a menos de 12 grados, así que varía mucho si es un día de invierno o de verano» comenta Biel. Están pendientes de limitar los espacios por colmena y de realizar tratamientos: «como cualquier animal necesitan protegerse de enfermedades y estar bien cuidados», asegura Pau. Y cuando no están con ellas, tienen trabajo en el obrador, donde maceran el própolis hasta conseguir su Tintura de Própolis, o donde congelan el polen fresco, un súperalimento «con grandes beneficios nutricionales que contiene, por ejemplo, los 22 aminoácidos esenciales para el ser humano», explica Biel.
Mallorca es un buen lugar donde cultivar una granja de abejas por las buenas temperaturas casi todo el año, lo que sí reconocen es que la falta de lluvias es un problema para las abejas, porque al llover poco hay menos polen y durante menos tiempo, lo que reduce los recursos de las abejas y aumenta su trabajo en poco tiempo.
Pau Queralt hace hincapié en que las abejas no han nacido para producir miel de consumo humano, sino que son «unos polinizadores extraordinarios; los datos indican que a nivel mundial están viendo cómo se reducen en número», asegura Queralt. La agricultura agresiva, los pesticidas o las interferencias de ondas telefónicas son algunos de los factores que ponen en riesgo a éstas y otros polinizadores. Sin su función, plantas y árboles, entre otros, no progresan; además hay que añadir el cambio climático o las especies invasoras, «como la Belutina, una avispa asiática que ya se ha acomodado en la península, creando graves consecuencias porque se alimenta, entre otras cosas, de abejas; y si éstas reconocen que tienen un enemigo dejan de realizar sus funciones. En Mallorca, hasta el momento, se ha controlado su invasión y no es un riesgo, se trabaja en ello y hay control», asegura Pau.